A todo lo anterior, se une que hemos tenido un tiempo pésimo y además la mar no ha querido darnos una tregua y no hemos podido disfrutar de olas motivantes. Pero, las ganas por fin han podido con nosotros y, a pesar de las previsiones, nos hemos acercado a Bakio aprovechando los rayos de sol de la tarde. Y ha merecido la pena. Aun tenemos 14º en el agua pero después de meter la cabeza bajo el agua una vez, ya no se nota el frio. Las olas llegaban en picos desordenados con algo menos de 1 metro de altura, aunque al no haber viento noroeste, no estaban demasiado rotas y se dejaban coger a izquierdas y derechas.
No sé si ha sido el mono de olas o que el día acompañaba, pero se echaba de menos la sensación de dominar la ola, esperemos poder volver pronto (¿quizá esta semana?)
Aquí tenéis el vídeo.
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